Sara Torres: Escribiendo nuevos párrafos en mi vida

Sara Torres: Escribiendo nuevos párrafos en mi vida
Les presento a mi familia

miércoles, 4 de junio de 2008

Mayo: Viajes intensos I

GUATEMALA
03 de mayo – Salcajá--Comunidad Carismática San Francisco de Asís

Este viaje a Guatemala estuvo lleno de muchas bendiciones como siempre me regala el Señor, pero también de muchas situaciones que causaron mucho susto para mí.  En esta ocasión no tuve mucho problema en aduana.  La señora Myriam Reyes estaba ya esperándome con sus hijos para llevarme a Xela donde me hospedaría para luego ir al evento el domingo 4 a el municipo de Salcajá. Myriam es una madre de tres hijos jóvenes adultos muy comprometida con la evangelización, especialmente de los más jóvenes.

Fuimos a almorzar antes de salir.  De repente oigo un sonido demasiado familiar:  "Bang! Bang! Bang! Bang!" Yo por instinto agacho la cabeza y digo: "Esos nos son cuetes, son balazos".  La gente en el restaurante, sin experiencia de guerra como yo, se pusieron de pie y corrieron afuera a ver lo que estaba sucediendo, sin medir el peligro de una bala perdida. Luego entraron con la noticia de que la farmacia en frente del restaurante acababa de ser asaltada. La gente no le dio más importancia y se sentaron a comer nuevamente.  Yo empecé a pensar el lo frágil que es nuestra vida.

Emprendimos el viaje a Xela.  Yo sabía que no era un viaje fácil, pero por una equivocación el hijo de Myriam tomó la carretera de la montaña y no la de la costa.  La primera está en construcción y además estaba lloviendo y no se sabía que esperar.  Esta carretera es muy sinuosa y al cabo de una hora nos adentramos en medio de una pesada niebla que no permitía ver absolutamente nada a un pie de distancia.  Sentí que no podía más con la incertidumbre, los frenazos y las curvas y me puse mi audífonos en las orejas con canciones de Jose Luis Perales, recosté el asiento del van en que íbamos, y le rogué a Dios su protección y que me hiciera dormir hasta llegar a nuestro destino...gracias a Dios así fue.

Llegamos entrada la noche.  Fuimos a cenar con los organizadores del evento y por fin pude dormir después de 13 horas de tránsito para llegar a mi destino.

Al dia siguiente temprano nos fuimos a misa a la catedral.  Muy linda la iglesia.  Conserva todos los elementos del tiempo colonial, pero a su vez tiene algunos adelantos modernos como lo son la luz eléctrica, una banda musical más sofisticada que algunas de aqui en Miami, y pantallas plasmas gigantes para que la gente de los lados puedan ver el desarrollo de la misa que se transmite en directo.


Myriam Reyes, mi anfitriona para el evento de Salcajá

Después de misa caminamos por los alrededores observando la mercancía típica del lugar expuesta a la venta en pequeños kioskos.  Myriam me regaló una cotona azul de muy bonitos bordados.

Nos fuimos a Salcajá para ir a almorzar antes del evento.  Muy rica comida en una casa muy acojedora.  Pude descansar después del almuerzo.


Mis anfitrionas para el almuerzo en Salcajá

El evento empezó en el tiempo programado.  Habían alrededor de unas 400 personas.  El tema del evento era: "Con María al pie de la cruz".  Myriam había mandado a hacer unos afiches de muy buena calidad, y no fue hasta que ya los habían colocado en los diferentes puntos cuando los tuvieron que quitar porque el chico de la imprenta se equivocó y puso "al pie de la cruz de María" ¿Pueden creerlo?  Creen que eso afectó la asistencia pues esperaban más personas. En esta ciudad LA CRUZ de Cristo es muy venerada, pero la veneración muchas veces se torna en una celebración paganizada pues el alcohol y otros excesos juegan un rol muy negativo en el asunto.  En esta ciudad hay muchas familias desintegradas por la emigración.  Pareciera que no hay hogar que no tenga a alguien en Estados Unidos trabajando para enviar remesas.


He aquí el salón donde se realizó el concierto


Ministerio de jóvenes músicos bien instrumentalizados

El concierto/testimonio transcurrió sin novedad.  La gente estaba muy atenta al mensaje.  El Señor se manifiesta en el arrepentimiento y cambio de vida de muchas personas.  Llamo a eso una especie de producto de sanación interior.  Mi corazón se regocija cuando escucho tan lindos testimonios.  El canal católico independiente estaba transmitiendo el concierto en vivo.  Yo no se si hago bien permitiendo la grabación de mis conciertos.  Hay rumores que las personas que graban estos eventos después los venden a las personas.  A mi no me consta, ni tampoco me han reportado ofrendas y mucho menos pagos por el derecho de autor.  Yo se lo dejo al Señor y a la conciencia de las personas que lucran con material ajeno.  SEA TODO POR LA EVANGELIZACION y para la MAYOR GLORIA DE DIOS.


He aqui con los de la televisora, el dueño y sus jóvenes asistentes camarógrafos

Al final, las noticias fueron buenas.  El adolescente solo sufrió unos rasguños, pero la motocicleta nueva quedó inservible.  Con todo este vai-ven de situaciones  llegamos tarde a la casa a dormir.  Hice mis maletas y me acosté por dos horas.

Al despertar a eso de las 5:00 a.m. me despedí de Myriam que tenía que trabajar temprano. Desayuné y esperé impaciente que me recogieran.  Sabía que me esperaba un largo viaje y por el retraso empecé a presentir que no iba a poder estar en el almuerzo al que estaba invitada por las damas de ADAC.  No deseaba por ningún momento ir a toda velocidad por la carretera sinuosa que les mencioné arriba.

No se calculó bien la hora de salida.  Yo sabía en mi corazón que debía de salir con dos horas de anticipación por cualquier eventualidad, pero fueron ignoradas mis sugerencias.  Hubo un tranque de más de hora y media para poder salir de la ciudad.  Luego en la polvosa carretera habían retenes de aproximadamente 15 a 30 minutos cada uno.  


Una muestra de la sofocante polvareda en algunos de los sectores de carretera


El corolla estacionado en uno de los retenes


Aproveché el retén para tomar esta foto espectacular del valle visto desde la carretera

Se llegaron las once de la mañana y todavía estábamos en tránsito.  Por fin entramos en carretera buena, sin dejar de tener sus peligros.  El camino había sido tan largo que cuando por fin paramos para ir al baño, tuve dificultades para salir del auto y caminar hasta el sitio indicado. Debido a los diuréticos que estoy tomando, tenía bien cargada la vejiga. Gracias a Dios que nos habíamos parado para ir al baño sino me hubiese orinado del susto.  

Resulta que en un tramo de la carretera, nuestro chofer se le ocurre adelantar cuando en eso aparece un furgón inmenso en la vía contraria.  Empiezo a inquietarme porque la fila de carros que va adelantando él es muy larga.  El camión viene a unos 100 kilómetros por hora sino más (entre 60 o 70 millas por hora) y parece un toro enfurecido, listo para imbestirnos con toda la fuerza que es capaz.  El carrito corolla del 87 no puede acelerar más.  El microbus que falta por rebasar no disminuye la velocidad para darle espacio a nuestro chofer. De repente mi estómago se paraliza.  Los nervios se me crispan.  No sucede nada.  El camión está a unos 200 metros, y entonces por instinto de supervivencia le pego en la espalda a nuestro chofer, le grito un improperio muy cubano que lleva la letra "ñ" seguido de un desesperado "¡acelere!"

Por fin el chofer del microbús entiende que tiene que hacerse a un lado para darle espacio al carro nuestro.  Cuando el furgón pasa por nuestro lado la cola de aire que le sigue estremece el carrito, y yo estallo en llanto convulsivo.  Al principio mis acompañantes pensaron que me estaba riendo, no se daban cuenta del susto que me acababan de hacer pasar.  No entendían que yo no estoy acostumbrada a esa locura de las carreteras latinoamericanas. Sentí que la vida se me escapaba.  Pensé en mi familia, mi esposo, mis hijitos, mis padres, mis hermanos.  Tardé una buena media hora en recuperar mi compostura.

Ciudad Guatemala es una ciudad muy transitada.  Llegamos a eso de la una de la tarde. Nuestro chofer se perdió por más de una hora.  Dos veces se metió contra vía.  Por fin los convencí de que llamaran por teléfono y que mi próximos anfitriones se encargaran de recogerme en un lugar público conocido.

Cuando Arelys llegó a recogerme con su hijo, sentí que acabó una pesadilla y volví a romper en llanto...

Hago lo que hago por gracia de Dios...si por mi fuera...dejaría mucho que desear...continuará...