Sara Torres: Escribiendo nuevos párrafos en mi vida

Sara Torres: Escribiendo nuevos párrafos en mi vida
Les presento a mi familia

viernes, 26 de diciembre de 2008

¡Felíz Navidad!

Queridos Todos:


Estos días de fiestas Navideñas son muy ajetreados de muchas formas.  Yo he trabajado mucho en casa tratando de poner al días la parte administrativa del ministerio.  No ha sido fácil, pero siento que he avanzado mucho en ese trabajo rezagado.

Los niños la pasaron muy bien con nosotros en casa de los abuelos.  Fuimos a misa antes de ir a cenar y todo transcurrió sin novedad alguna.  No tengo fotos que compartir porque mi cargador se quedó en mi último viaje a El Salvador.  La familia descansa esa responsabilidad en mí y este año les fallé.  Aunque todos sabemos que lo más lindo es simplemente compartir llenos de paz y alegría.

El mejor regalo de Navidad fue que mi mamá fuera a misa y comulgara despues de muchos años sin hacerlo.  Fue una experiencia lindísima para mí.

Las siguientes fotografías que quiero compartir las tomamos en casa de mi hermana con su cámara.  No fue fácil que todos salieramos sonriendo al mismo tiempo, pero lo logramos.



Para ver más fotos pueden pulsar en el siguiente enlace: http://www.facebook.com/album.php?aid=88230&l=c3f07&id=691021030

Estaré comunicándome más seguido con todos ustedes el próximo año; nuevamente agradezco mucho sus oraciones por mi familia y el ministerio encomendado.

Aprovecho para encomendarles encarecidamente en sus oraciones a mi querido amigo Pepe Alonso, conductor del programa NUESTRA FE EN VIVO del canal de Madre Angélica EWTN.  Tuvo un infarto esta madrugada cerca de la medianoche y le pusieron un marca pasos.  Este es un hombre que mucho ha hecho por la evangelización laical por medio de su comunidad y el canal de televisión.  He estado en tres ocasiones en su programa y teníamos planeada otra entrevista para el 5 de enero que tuvo que ser pospuesta precisamente por su estado de salud. Oren mucho para que pueda recuperarse sin mucho problema y también para darle fortaleza a su esposa Viri y sus hijos.

Me despido con un fuerte abrazo en Cristo Jesús nuestro Señor, Sara Torres

domingo, 7 de diciembre de 2008

EN ESPERA DEL BIEN AMADO

Hoy celebramos el segundo domingo de adviento. La lectura del profeta Isaías y el evangelio de San Marcos nos hablan de preparar el camino al Señor que ya está cerca. La segunda carta de Pedro nos indica cómo debemos de vivir la espera. Cada generación cristiana desde que Jesús ascendió a los cielos espera su regreso en gloria y poder; la espera se ha hecho larga a través de los siglos. Nosotros el pueblo de Dios nos podemos desanimar e incluso perder el interés, la fe, la esperanza, en la segunda venida de nuestro Salvador y relajarnos tanto que se nos dopa el espíritu, se nos entumece el alma, se aletarga el celo apostólico, y se duerme la conciencia.

Por lo tanto, el papel de la Santa Iglesia es renovar año tras año dicha espera. Esa es la perfecta función de nuestro calendario litúrgico. Jesús, nuestro Señor, nos anima en su Palabra a estar siempre vigilantes, atentos, despiertos, alertas, sobrios, y preparados. La Palabra que bien resume todo esto para mí está en Marcos 14, 37 cuando Jesús dice a sus amigos: “Estén despiertos y oren para no caer en la tentación; pues el espíritu es animoso, pero la carne es débil”.

“El que espera, desespera” reza un proverbio popular. ¿Cómo hay que esperar para no desesperar? Ciertamente el que espera al alguien a quien no conoce y por obligación, y además, espera sentado o haciendo la mínima actividad física, corre el riesgo de dormirse.

En cambio, el que espera al ser que conoce y ama profundamente y no ha visto en mucho tiempo está alerta porque revive en su mente una y otra vez el felíz encuentro, se alegra el corazón y palpita con fuerza al imaginar dicho encuentro, se emociona anticipadamente al repasar mentalmente todo lo que va a suceder cuando esté en la presencia del bien amado. Consecuentemente, se entretiene haciendo preparaciones para cuando llegue el bien amado. Por un lado espera con ansiedad de ver a quien ama; por otro, siente que se le hace corto el tiempo preparando el recibimiento y quisiera tener más para terminar de limpiar, de arreglar, de perfumar, de decorar, de cocinar para que todo esté absolutamente perfecto para recibir espléndidamente al motivo de su gran espera.

Revivir, recordar, imaginar, anticipar y alegrar el corazón es lo que hacemos constantemente en la iglesia cuando vivimos cada momento litúrgico—de manera especial el adviento. Sin embargo, es importante apuntar que no solamente revivimos y recordamos en el espacio de un año, sino que es lo que hacemos cada vez que vamos a la Santa Eucaristía. La Santa Misa es la gran oración comunitaria de recordatorio y agradecimiento que nos debería inyectar esa energía para seguir enamorados y esperando al Bien Amado limpiando y preparando el corazón. Ella nos ayuda a recordar quiénes somos, por qué vivimos, y por qué existimos. Ella nos ayuda a recordar el sacrifico con el que nuestras almas fueron rescatadas del pecado y de la muerte. La misa y sus momentos litúrgicos son un anticipo del banquete celestial y, para asegurarnos de eso, Jesús nos da su corazón y su sangre generosamente para alimentarnos y renovarnos física y espiritualmente en nuestra espera.

Definitivamente que nadie ama a quien no conoce. Rogúemos a Dios que nos de la gracia de irle conociendo profundamente a través de su palabra, la oración, la vida sacramental, y las obras de misericordia para entonces poder amarle verdaderamente y esperarle con la alegría del alma enamorada. Pidámosle que en este adviento podamos cambiar algo más en nuestras vidas y asi acercarnos a la Santidad para la que hemos sido llamados por Dios mismo.

En lo personal, amar requiere esfuerzo, decisión, y compromiso, especialmente cuando los sentimientos y las emociones no responden. Cuando hago el esfuerzo y persisto, el sentimiento de amor llega como una flor que se abre a la vida.

Muchas veces siento que no tengo deseos de ir a misa, pero estoy convencida que lo necesito aun más cuando estoy así. Entonces voy. Al regresar, soy otra persona. Los que lo han vivido saben a que me refiero.

Dios bendiga grandemente su tiempo de espera y conversión. Les ama en Cristo Jesús, Sara T.